Como alternativa a la cirugía se pueden utilizar inyecciones hormonales a modo de «castración química» en los perros y para el celo para evitar que las perras entren en él.
Castración química: Es una inyección con el mismo efecto que una castración quirúrgica de testosterona pero es temporal (un mes aproximadamente). Si está considerando la castración como remedio para mejorar el comportamiento de su perro (si es dominante con otros machos, si le gusta escaparse y vagar, o si presenta comportamientos
sexuales no deseados) la castración química le permitirá evaluar si va a ser efectiva o no. Es también eficaz para tratar problemas de próstata si no quiere que lo castren quirúrgicamente. No es un método contraceptivo efectivo ya que podrá aparearse y engendrar una camada.
Hormonas supresoras del celo: El tratamiento para detener el celo en las perras se puede administrar en inyecciones o en tabletas que suprimen por completo el celo y todos los problemas relacionados: no atraerá a los machos, no se quedará preñada ni tendrá cambios de humor. Su efecto es temporal, por lo que seguirá siendo fértil por si en un futuro se desea que críe: para evitar el celo se seguirá el tratamiento regularmente (en general cada cinco meses). Este tratamiento presenta algunos inconvenientes: algunas perras sufren efectos colaterales, algunas desarrollan un falso embarazo después del tratamiento y se les tendrá que administrar una inyección adicional, otras no recuperan el celo una vez detenido el tratamiento, y, a diferencia de la esterilización, este método deja a las perras vulnerables a enfermedades como la piómetra canina. No se recomienda utilizar antes de que
haya tenido su primer celo. En general, se utiliza más como medida de urgencia.