Causas: Mala higiene; problemas dermatológicos (como seborrea, una afección de la piel causada por secreciones anormales de las glándulas sebáceas); hedor temporal por haberse revolcado: glándulas anales bloqueadas. Muchos perros huelen más con la edad, especialmente los de pelo largo.
Las razas cazadoras suelen tener un fuerte olor a «sabueso» característico. En las razas pequeñas los olores se adhieren más a las de pelo largo o ásperos que a las de pelo corto; un rastreador de nutrias (otterhound), con su olor a sabueso y su pelo lanudo, sería una mala opción para los sensibles a los olores. Las razas amantes del agua, por ejemplo el labrador, cogerán toda una variedad de olores al zambullirse en aguas sucias.
Acción: Si su perro huele mal porque no lo ha lavado, la solución es obvia, y si en el baño incorpora un spray de buena calidad diseñado específicamente para su tipo de pelo reducirá aún más su olor natural. Compruebe sus glándulas anales o pídale al veterinario que lo haga si no está seguro de cómo se hace; si están bloqueadas además de oler pueden producir abscesos dolorosos. Si su perro se ha revolcado en sustancias desagradables, aplíquele zumo de tomate para neutralizar el olor antes de bañarle escrupulosamente, Si está limpio y sus glándulas anales no están bloqueadas pero sigue oliendo podría ser que tuviera un problema en la piel que puede tratarse con un champú especial.
Prevención: Acicalamiento apropiado regularmente/baño (incluida revisión de las glándulas anales). En los perros intransigentemente olorosos se recomienda el uso regular de sprays para la piel.