Infección de los sacos anales

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Es una patología frecuente que resulta muy molesta para nuestro gato. Existen dos pequeños sacos al lado del esfínter anal que se hallan repletos de los líquidos que se segregan. En ciertas ocasiones, el conducto de excreción que permite tal secreción se obtura y no puede evacuar el contenido, el cual queda retenido en el interior del saco, con lo que se infecta y produce un absceso de pus. Ese absceso es sumamente doloroso y molesto para el animal, al que causa fiebre y decaimiento, o incluso pérdida del apetito.
La enfermedad de los sacos anales es la más frecuente en la zona anal. Se postula que el problema está directamente relacionado con heces blandas, falta de ejercicio y pérdida de funcionalidad del nervio pudendo, que llevarían a un vaciado insuficiente del saco. Si el funcionamiento es normal, el saco se vacía por estimulación cuando las heces duras pasan por el esfínter anal, e incluso en ocasiones el animal es capaz de vaciar los sacos anales mediante una contracción voluntaria de los mismos. Cuando resulta imposible vaciar los sacos aparece una fístula que el propietario puede detectar, ya que su gato no dejará de lamerse la zona. Asimismo, el problema puede incluso afectar a las defecaciones, ya que, a causa del dolor, éstas son alteradas. Es importante revisar periodicamente la salud de su gato.

En primera instancia, puede solucionarse el problema drenando el absceso y recurriendo a tratamiento antibiótico. Cuando todavía no se ha producido el absceso y la fístula, podemos resolverlo mediante presión manual en los sacos, con lo que conseguiremos evacuar el contenido retenido en el interior del saco.
Asimismo, debemos incrementar la cantidad de fibra en la dieta del gato y obligarle a realizar ejercicio a diario, a fin de evitar posibles recaídas. De todas formas, el tratamiento definitivo es el quirúrgico, que consistirá en la extirpación de los dos sacos; con anestesia general, se procede a realizar dos incisiones que permiten localizar los sacos y luego extraerlos.
Al eliminar los sacos anales, aparte de solucionar el problema evitamos que éste reaparezca en futuras ocasiones. Incluso en los casos en que tan sólo hay un saco anal afectado, se recomienda la extirpación de los dos, con el fin de evitar la posible infección del otro saco en pocos meses, algo frecuente sobre todo si no conseguimos controlar la causa del problema.
La extirpación quirúrgica de los sacos es sencilla, y prácticamente carece de problemas si se realiza correctamente y la llevan a cargo expertos. Deberemos extirpar en su totalidad el saco, incluyendo todo el tejido del tracto fistuloso y el conducto de salida del contenido del saco.

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