Cherna tropical

Cherna tropical

(Chromileptes altivelis)
Clasificación Familia  Serranidae
Orden    Perciformes
Descripción: su cuerpo, comprimido en la parte posterior, es relativamente hidrodinámico. El conjunto seve favorecido por una gran cola en forma de abanico y por las aletas ventrales, dorsal y anal, que son anchas y alargadas.
La cabeza es pequeña, con grandes ojos salientes, la boca grande es inclinada hacia arriba. El fondo del cuerpo es de color blanco rosado, sobre el cual aparecen numerosísimas manchas marrones o negras. Los topos alcanzan incluso las aletas, cuyo color de base puede ser blanco gris o azulado.
Esta cherna es, respecto a las otras especies, de dimensiones más reducidas. Viviendo en un acuario «solamente» pueden alcanzar los 30 cm, mientras que en estado natural pueden llegar a los 50 cm. Por este motivo, y por su innegable belleza, cada vez gozan de una mayor aceptación como peces de acuario.
Zona de origen: regiones tropicales del índico y del Pacífico.
Consejos técnicos: la chema tropical es un pez típico de los arrecifes de coral. Para vivir en condiciones idóneas, el agua ha de estar a una temperatura entre los 24 y los 38 °C.
La iluminación no debe ser muy intensa. En la pecera debe instalarse una decoración en donde la chema pueda encontrar escondrijos fácilmente, desde los cuales pueda cobijarse un rato observando lo que ocurre delante de ella.
Alimentación: prefiere alimento vivo, como gambitas o pececillos pequeños, pero con el tiempo es posible acostumbrarla a trocitos de carne o pescado, que engulle de manera
rapidísima.
Comportamiento: es de temperamento más bien tranquilo, al principio incluso tímido, y raramente se muestra agresiva, por lo que puede convivir con otros peces, siempre y
cuando no se pierda de vista su naturaleza de predador con boca bastante grande. Puede vivir perfectamente en peceras espaciosas junto a peces de mayor tamaño.
La chema tropical al principio se muestra desconfiada y reservada, y pasa la mayor parte del tiempo metida en algún escondrijo. Una vez aclimatada a la pecera dedica mucho tiempo a nadar, mostrando sus grandes aletas en todo su esplendor. Puede llegar a acostumbrarse a aceptar la comida que se le ofrezca con la mano.

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